1. ¿Qué es lo que más te ha enganchado a este proyecto?
Que es un reto. Subirse a un escenario ya es, de por sí, un reto, pero una obra como las criadas a mí como actriz me pone frente a mis dificultades. No solamente porque es difícil de actuar, sino porque es difícil saber que hay que actuar. Es como la música, yo estudié piano muchos años y lo primero que aprendes es cómo se lee la música. En el teatro pasa igual, hay un trabajo muy importante con el propio texto porque es una gran partitura. Enfrentarme al texto y al mundo de Genet fue el primer reto, que es un mundo complejo, inquietante y que lleva un tiempo comprender.
2. ¿Crees que el texto sigue vigente en la actualidad? ¿Son reflexiones atemporales que se podrían dar en cualquier época?
Sí, todos los grandes textos trascienden en el paso del tiempo. El teatro universal y con palabras mayúsculas es atemporal. Estamos notando además que, haber hecho esta obra durante la pandemia, ha sido un factor que la ha hecho aún más vigente porque hay una realidad de tres personas que viven totalmente encerradas, que no pueden salir y se están asfixiando, que no han tenido ningún afecto en su vida y cómo esto lleva a la locura y al crimen. Es una atmósfera que el público se relaciona con este texto desde un lugar puede llegar a comprenderlo porque estamos en un momento muy extraño, la obra es muy extraña.
3. ¿Cómo te enfrentas a un personaje con tantos matices como el de esta obra?
Entregándome. Mi manera de trabajar es entender primero la propia partitura, analizarla y destriparla con el directo, con Luis Luque, pero llega un momento en el que siempre un actor tiene que improvisar. Obras como esta, sobre todo por el hecho de que no son realistas y hablan de un lugar mental, llega un momento en el que uno se tiene que entregar mucho a la locura.
4. ¿Cómo se prepara un actor para memorizar los textos? Especialmente en el teatro, con la presión del público.
Para mí lo primero no es aprenderse el texto sino comprenderlo. Eso es casi lo más mecánico y lo más fácil porque se va fijando. Sí es cierto que el teatro es un lugar muy especial, es el entorno natural del actor, donde los talentos y las carencias aparecen. Por eso uno crece cuando hace teatro.
5. ¿Cómo te entró el gusanillo de la interpretación?
El primer recuerdo que tengo es que mi abuela nos llevó a ver el musical de Annie, y cuando vi aquellas butacas rojas y a esa niña cantando, es el primer recuerdo que yo tengo clarísimo del impulso de una vocación. Y después, más claramente, en el colegio hice la función de La abeja maya, el musical y me enfadé mucho porque me dieron el papel del gusano Max. Y eso ha sido un poco mi historia, con papeles con carácter pero alejados de la chica protagonista. Lo que yo sentí en ese escenario (improvisé, canté, me quité la ropa?) fue el impulso de la vocación.
"El teatro es sanador, tiene un sentido muy profundo
en la historia de la humanidad y me enorgullece estar al servicio de eso"
6. ¿Qué se siente a ver a todo el público aplaudiendo después de habernos hecho disfrutar de tu talento?
Para mí el aplauso está muy bien, pero un aplauso no sostiene una vocación. Es muy duro enfrentarse a una vocación como forma de vida porque hay una entrega y un sacrificio. Es injusto, es difícil, es árido, es como decía Lorca predicar en el desierto. A mí me encanta que me aplaudan, lógicamente, pero para mí no ese es el sentido. De pequeña sentía una conexión, de mayor además siento que el teatro es sanador y tiene un sentido muy profundo en la historia de la humanidad y me enorgullece estar al servicio de eso.
7. ¿Podrías contarnos cuál ha sido el momento más feliz encima de un escenario?
El primero que me viene a la mente es haciendo Tierra de fuego con Claudio Tolcachir en Las Naves del Matadero sobre la historia real de una mujer israelí que sufrió un atentado terrorista y 23 años después decidió ir a la cárcel a sentarse delante del hombre que intentó matarla y hablar con él. Esa obra fue uno de esos trabajos que le dan significado a mi trabajo. Recuerdo un día que vinieron que vinieron a verla personas con familiares fallecidos por terrorismo y también personas que habían estado condenadas por terrorismo. Vinieron juntos. Fue muy fuerte, muy impactante verlos desde el escenario y a nosotros se nos saltaban las lágrimas, estábamos temblando de la responsabilidad de contar eso delante de esas personas. Eso fue muy hermoso.
8. ¿Qué te gusta y disgusta más del mundo del teatro?
Me gusta lo que te he contado, pero también me divierto mucho como actriz. Me gusta la intensidad, investigar el comportamiento humano, empatizar con todos los comportamientos sin juzgarlos, conocer a familias distintas cada vez que empiezo un nuevo proyecto. Y, sobre todo, comunicar y expresar. Me disgusta trabajar con poco tiempo, no poder hacer los procesos con un poco más de tranquilidad, y toda la parte superficial de mi trabajo.
9. ¿A qué compañero o compañera de profesión le tienes un especial cariño?
¡Hay tanta gente! Hay gente que te ha marcado la vida, como Juan Carlos Coraza. Si no lo hubiera conocido, hubiera sido otro tipo de actriz. Javier Bardem es un actor que me ha marcado muchísimo, y que es una inspiración verlo trabajar. En Hospital Central también me llevé a mucha gente en el corazón pero Jordi Rebellón es ya un amigo para toda la vida. O con Tristán Ulloa, con quien hice Tierra de fuego.
10. ¿Crees que trabajar en Hollywood (y en el cine americano en general) está sobrevalorado? ¿Cómo fue tu experiencia?
Yo solamente estudié allí la carrera pero luego volví a España, conocí a Juan Carlos Coraza y no volví. Sí he hecho trabajos allí, como Las crónicas de Narnia, The promise, Terminator... pero nunca me he ido. No sé si está sobrevalorado pero las personas que han conseguido hacer una carrera allí se han dejado la vida en eso, son muchos años de actuar en un idioma que no es el tuyo, de estar lejos de tu familia y de sembrar y trabajar.
11. ¿Has interpretado alguna vez a un personaje que pareciera escrito expresamente para ti?
Ana, de Periodistas. Fue el primer personaje y yo no sabía trabajar en televisión, pero como personaje me sonaba en la tecla.
"El arte es parte indispensable de la condición humana, es necesario para nuestro espíritu y ahora se está evidenciando"
12. ¿Qué ha supuesto para el mundo artístico (y para ti en particular) la aparición de la pandemia? ¿Crees que el público buscará ahora más evasión o preferirá una mayor conexión emocional?
El arte es parte indispensable de la condición humana, es necesario para nuestro espíritu y ahora se está evidenciando. Claro que necesitamos evadirnos, que nos quiten de la cabeza los problemas, pero también lo contrario. En vez de dormirme, algunos días necesito que me pongan luz, que me pongan el foco sobre algo que no me gusta o sea doloroso. A veces al espectador, en vez de dormirlo, hay que despertarlo.
13. ¿Qué le dirías a la gente para que se anime más a ir al teatro?
Yo eso lo respeto absolutamente. La cultura es segura y, de hecho, el teatro en España está siendo un referente en Europa y en el mundo por haber conseguido estar abierto con regulaciones. Pero lo que cada uno quiera hacer con su libertad es muy personal, no intentaría convencer a nadie de nada. El teatro es seguro y el que pueda y quiera, ahí está. Pero el que no pueda o no quiera, cuando llegue su momento.
Alicia Borrachero estará interpretando Las criadas en el Teatro Olympia, junto a Ana Torrent y Jorge Calvo, hasta el 23 de mayo.